Cada 28 de junio se conmemora en todo el mundo el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+, una fecha que busca visibilizar la diversidad sexual y de género, al tiempo que reclama el respeto por los derechos y la dignidad de las personas que integran el colectivo.
La elección de esta fecha remite a un hecho histórico ocurrido en 1969 en el barrio neoyorquino de Greenwich Village. Aquel día, una violenta redada policial en el bar Stonewall Inn, frecuentado por personas LGBTIQ+, desató una protesta espontánea que se extendió durante varios días y marcó el inicio de un movimiento de lucha global contra la discriminación y la represión.
Desde entonces, la jornada se transformó en un símbolo de resistencia y orgullo. Cada año, miles de personas en distintos países se manifiestan en las calles mediante marchas, intervenciones artísticas y actos públicos que celebran la diversidad y denuncian las desigualdades que aún persisten.
Las siglas LGBTIQ+ representan las distintas identidades sexuales y de género: lesbianas, gays, bisexuales, trans (transexuales y transgénero), intersexuales y queer, mientras que el símbolo “+” incluye a quienes no se sienten representados en esas categorías, como las personas no binarias, asexuales, pansexuales y otras identidades.
El símbolo que unió a la diversidad
Uno de los emblemas más reconocidos del movimiento es la bandera arcoíris, diseñada en 1978 por el artista Gilbert Baker. Inspirada en la canción “Somewhere Over the Rainbow”, la bandera refleja los valores del colectivo: el rojo simboliza la vida, el naranja la salud, el amarillo la luz del sol, el verde la naturaleza, el azul la serenidad y el violeta el espíritu.
Con el paso del tiempo, surgieron otras banderas que representan a identidades específicas, como la bandera trans, la bisexual, la lésbica, la no binaria, entre otras, ampliando el mensaje de inclusión y reconocimiento.
Más allá de la celebración
Aunque la jornada es una oportunidad para celebrar conquistas, también recuerda las luchas pendientes: la violencia por motivos de género, la exclusión social, la criminalización en algunos países y las barreras que aún enfrentan las personas LGBTIQ+ para acceder a derechos básicos como la educación, la salud, el trabajo y la justicia.
En un contexto donde todavía persisten discursos de odio y retrocesos en materia de derechos humanos, el Día del Orgullo continúa siendo una herramienta fundamental para reclamar igualdad real y construir una sociedad más justa y libre para todes.
