Una nueva amenaza natural sacude el extremo oriental de Rusia. El volcán Kracheninnikov, dormido desde el siglo XVI, entró en erupción este fin de semana en la península de Kamchatka, una zona remota y altamente sísmica. La actividad volcánica se desató poco después de un fuerte terremoto de magnitud 8,8 que activó alertas de tsunami en todo el océano Pacífico.
El Ministerio de Situaciones de Emergencia de Rusia confirmó que el volcán, de 1.850 metros de altura, expulsó una densa columna de cenizas que alcanzó los 6.000 metros y se desplazó hacia el este, sobre aguas del Pacífico. Por el momento, no se reportan daños en poblaciones cercanas ni en grupos de turistas.
Las autoridades mantienen un operativo de vigilancia constante, ante la posibilidad de nuevas erupciones o réplicas sísmicas. Aunque la nube de cenizas no representa un riesgo inmediato, se monitorea su evolución por su posible impacto en el tránsito aéreo y la salud ambiental.
Una región inestable
El Kracheninnikov no registraba actividad eruptiva desde el año 1550, según el Instituto Smithsoniano. Su reactivación se da en un contexto particularmente inestable para Kamchatka, donde días antes también entró en erupción el Kliuchevskoi, el volcán más alto de Eurasia.
A esto se sumó un terremoto de magnitud 8,8, uno de los más intensos en años, que sacudió la región y obligó a emitir alertas de tsunami en al menos una decena de países del Pacífico. Desde Japón hasta Ecuador, se evacuaron zonas costeras por temor a olas de gran tamaño.
Geólogos advierten que esta combinación de actividad sísmica y volcánica podría anticipar nuevos episodios en la región. Kamchatka se encuentra sobre el llamado “Anillo de Fuego del Pacífico”, una de las zonas más activas del planeta en términos geológicos.