El partido de vuelta de los octavos de final de la Copa Sudamericana entre Independiente y Universidad de Chile terminó abruptamente tras incidentes de violencia sin precedentes en la cancha de Avellaneda. Los enfrentamientos dejaron múltiples heridos, algunos de gravedad, y más de 100 detenidos, según informes preliminares.
Los incidentes comenzaron en el entretiempo cuando hinchas del equipo chileno, ubicados en la tribuna superior, arrojaron objetos a los seguidores de Independiente que estaban debajo, incluyendo piedras, palos y hasta un inodoro. La situación se agravó a pesar de los pedidos de la voz del estadio para que los visitantes cesaran con los ataques.
Con el partido detenido desde el inicio del segundo tiempo, la violencia escaló cuando integrantes de la barra brava de Independiente irrumpieron en la tribuna visitante y atacaron a los pocos simpatizantes chilenos que permanecían, usando palos, armas blancas y provocando que algunos cayeran al vacío. La intervención policial llegó solo después de los hechos más graves.
La Conmebol decidió cancelar el encuentro cuando el marcador estaba 1 a 1, resultado que dejaba a Universidad de Chile con ventaja global tras ganar la ida por 1 a 0. Ambos clubes podrían enfrentar sanciones severas mientras continúan las investigaciones sobre los sucesos.
El episodio volvió a poner en el centro del debate la seguridad en los estadios sudamericanos y la responsabilidad de clubes y autoridades frente a incidentes de este tipo.