Este 18 de septiembre llega a los cines Belén, la película protagonizada y dirigida por Dolores Fonzi que retoma la historia de una joven tucumana que pasó 29 meses presa tras sufrir un aborto espontáneo en 2014. El film, inspirado en el libro Somos Belén de Ana Correa, vuelve a poner en agenda el debate sobre la criminalización de emergencias obstétricas en Argentina.
Fonzi interpreta a Soledad Deza, la abogada que llevó la defensa de Belén y que logró su absolución en 2017. La joven había sido condenada a ocho años de prisión acusada de homicidio agravado, luego de que médicos y la Justicia la responsabilizaran de un feto hallado en un hospital de Tucumán. Nunca se realizaron pruebas de ADN que confirmaran esa acusación, lo que derivó en un proceso judicial plagado de irregularidades.
La película, filmada en Tucumán y producida por K&S Films junto a Amazon MGM Studios, busca mostrar cómo operan de manera conjunta el sistema médico y judicial en la persecución de mujeres por hechos vinculados a su salud reproductiva. “Fue la primera mujer privada de libertad que defendí por una emergencia obstétrica. Lo tengo grabado a flor de piel”, recordó Deza al referirse a un caso que marcó un antes y un después en el activismo feminista.
El derecho al aborto en Argentina
El estreno de Belén se da en un país donde el aborto es legal desde diciembre de 2020, tras la sanción de la Ley 27.610 que garantiza la Interrupción Voluntaria del Embarazo hasta la semana 14 de gestación y la Interrupción Legal del Embarazo en casos de violación o riesgo para la salud integral. Esta norma fue resultado de décadas de lucha del movimiento feminista, pero aún enfrenta obstáculos: desde dilaciones médicas hasta presiones judiciales que buscan restringir su alcance.
En este contexto, el caso Belén expone cómo, antes de la ley, miles de mujeres fueron empujadas a la clandestinidad o criminalizadas injustamente. Y, a la vez, alerta sobre las tensiones actuales: la necesidad de garantizar que la legislación se cumpla efectivamente en todo el país y que no haya retrocesos frente a discursos conservadores que buscan reinstalar el miedo y la persecución.
El estreno ocurre en un momento político en el que organizaciones de mujeres advierten sobre la importancia de sostener los derechos conquistados. Para Deza, la película subraya la urgencia de contar con una “abogacía feminista” capaz de enfrentar los embates judiciales y sociales sobre las mujeres.
Más allá de la ficción, Belén busca interpelar al público y recordar que detrás de cada expediente hay vidas atravesadas por el dolor, la desigualdad y la estigmatización. Y que, como en el caso de Belén, la presión social y la movilización colectiva pueden cambiar el rumbo de la justicia.

















