DESCUBRIERON UNA NUEVA ESPECIE DE DINOSAURIO CARNÍVORO CON RESTOS DE UN COCODRILO

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Un equipo de investigadores argentinos y estadounidenses identificó en Chubut una nueva especie de dinosaurio carnívoro perteneciente a la familia de los megarraptóridos, un grupo conocido por las enormes garras de sus manos. El hallazgo sorprendió a la comunidad científica: en la mandíbula del animal se conservaba incrustado el húmero de un cocodrilo, lo que brinda pistas sobre su dieta y comportamiento como depredador.

El ejemplar fue bautizado Joaquinraptor casali y sus restos fueron encontrados en la Formación Lago Colhué Huapi, en el centro-sur de la provincia, durante trabajos de campo en la estancia Puesto El Colorado. Según los especialistas, habitó la región entre 70 y 66 millones de años atrás, medía más de siete metros de largo, pesaba alrededor de una tonelada y tenía unos 19 años al momento de su muerte.


Una investigación internacional

El descubrimiento fue publicado en la revista Nature Communications y estuvo encabezado por Lucio Ibiricu (CENPAT-CONICET) y Matt Lamanna (Carnegie Museum of Natural History), con la participación de investigadores de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, la Universidad Nacional de Río Negro y el CONICET.

La posición estratigráfica del fósil permitió determinar que se trata de uno de los megarraptóridos más recientes conocidos hasta ahora, lo que aporta nuevos datos sobre la evolución y diversificación de este linaje de depredadores.


El misterio del cocodrilo

Los investigadores confirmaron que el único hueso ajeno al dinosaurio hallado entre sus restos corresponde a un cocodrilo contemporáneo. Este detalle constituye una evidencia directa sobre la alimentación de los megarraptóridos y abre nuevas hipótesis acerca de su rol en la cadena trófica de la Patagonia prehistórica.


Una campaña que demandó cinco años

El hallazgo se produjo en 2019, cuando el técnico Bruno Álvarez identificó en el terreno sedimentos con tonalidades distintas. Tras varios meses, el equipo regresó a excavar y comenzó a recuperar los restos fósiles.

Durante las tareas de campo, que se extendieron por años, los especialistas debieron trabajar desde el amanecer hasta la noche, protegiendo los frágiles huesos con vendas de arpillera y yeso antes de su traslado a Comodoro Rivadavia. Los materiales se resguardaron en el Museo Nacional del Petróleo para su posterior estudio.


Homenajes y legado

El nuevo dinosaurio fue nombrado en homenaje a Joaquín, hijo del primer autor del trabajo, y a Gabriel Casal, actual director del Laboratorio de Paleontología de Vertebrados. Además, la publicación fue dedicada al doctor Rubén Darío Martínez (1956-2024), reconocido paleontólogo argentino fallecido durante el proceso de investigación.

Con este descubrimiento, la ciencia suma una pieza clave al rompecabezas de la fauna cretácica patagónica, confirmando a la región como uno de los territorios más ricos del mundo en hallazgos de dinosaurios.

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