La Comisión Europea inició este miércoles el proceso legal para avanzar con la ratificación del acuerdo comercial con el Mercosur, que busca eliminar aranceles a autos, maquinaria y bebidas europeas a cambio de una mayor apertura al ingreso de carne y granos sudamericanos. Sin embargo, el camino aparece marcado por fuertes divisiones entre los Estados miembros y el rechazo de sectores agrícolas.
El tratado, sellado en diciembre, prevé que en un plazo de 15 años se eliminen aranceles sobre el 91% de las exportaciones europeas, con beneficios para la industria automotriz, la maquinaria pesada y productos como vinos y licores. En contraparte, los países del Mercosur obtendrán mayores cuotas de exportación para carne vacuna, aves, arroz, soja, miel y biocombustibles. El acuerdo también protege más de 350 indicaciones geográficas de alimentos y bebidas tradicionales europeos.
La mayor resistencia proviene de Francia, donde el gobierno de François Bayrou enfrenta una fuerte presión interna y advierte sobre el impacto en sectores sensibles como la carne, el azúcar y las aves. A las críticas francesas se sumaron Italia y Polonia, lo que podría conformar una minoría de bloqueo capaz de frenar la ratificación.
En el otro extremo, Alemania y España respaldan el pacto al considerarlo clave para diversificar mercados, reducir la dependencia de China en minerales estratégicos y contrarrestar las políticas arancelarias de Estados Unidos. Según estimaciones oficiales, las empresas europeas se ahorrarían más de 4.000 millones de euros anuales en derechos de importación, lo que convertiría a este tratado en el mayor acuerdo comercial de la historia de la Unión Europea.
El aspecto ambiental también genera controversias. Organizaciones ecologistas advierten que el aumento de la producción agrícola en Sudamérica podría acelerar la deforestación en la Amazonia y otros ecosistemas. Aunque el documento incluye compromisos en materia ambiental, las ONG cuestionan la ausencia de herramientas eficaces para garantizar su cumplimiento.
El futuro del pacto es incierto: necesita el aval de los 27 países miembros y del Parlamento Europeo. La Comisión Europea, encabezada por Ursula von der Leyen, aspira a cerrar la ratificación antes de 2025, durante la presidencia pro témpore de Luiz Inácio Lula da Silva en el Mercosur. No obstante, la presión de los agricultores, las tensiones políticas internas y las resistencias de algunos gobiernos europeos podrían retrasar o incluso frenar un acuerdo que busca redefinir la relación comercial entre ambas regiones.
FUENTE: ÁMBITO FINANCIERO