El juego diplomático por las vacunas contra el COVID-19

Publicado por: Real Chubut - Agencia de Noticias 16/02/2021 Internacional



 India, potencia inigualable en la fabricación de vacunas, está regalando millones de dosis a sus vecinos, amigos o no, de esta manera intenta contrarrestar a China, que ha hecho de la distribución de vacunas un elemento central de sus relaciones exteriores. Y Emiratos Árabes Unidos que, aprovechando su riqueza petrolera, está comprando vacunas en nombre de sus aliados.La vacuna contra el COVID-19 es uno de los productos más demandados del mundo, se ha convertido en una nueva moneda de cambio para la diplomacia internacional.

Los países que disponen de los medios o los conocimientos necesarios utilizan las vacunas para ganarse el favor de sus aliados o para descongelar sus relaciones. India las envió a Nepal, un país en el que China tiene cada vez más influencia. Sri Lanka, que está en medio de negociaciones diplomáticas con Nueva Delhi y Pekín, por el momento recibe dosis de ambos.

La estrategia conlleva riesgos. India y China, que están fabricando vacunas para el resto del mundo, tienen grandes poblaciones que necesitan inocular. Aunque hay pocas señales de malestar en alguno de los dos países, eso podría cambiar cuando el público vea que las dosis se venden o se donan al extranjero.

“Los indios están muriendo. Los indios siguen contrayendo la enfermedad”, dijo Manoj Joshi, miembro distinguido de la Observer Research Foundation, un grupo de expertos de Nueva Delhi. “Podría entenderlo si se hubieran resuelto nuestras necesidades y luego se regala el material. Pero creo que se intenta transmitir una falsa superioridad moral cuando se dice que estamos regalando nuestras cosas, incluso antes de usarlas nosotros mismos”.

Estos países hacen sus donaciones en un momento en el que Estados Unidos y otros países ricos están acaparando los suministros mundiales.  Los países más pobres intentan conseguir los suyos, una disparidad que, segun advirtio la OMS recientemente, ha llevado al mundo “al borde de un fracaso moral catastrófico”.

Con sus sistemas de salud puestos a prueba como nunca antes, muchos países están ansiosos por tomar lo que se les ofrece, y los donantes podrían cosechar algo de buena voluntad política como recompensa.

China fue uno de los primeros países en hacer una apuesta diplomática por las vacunas, y prometió ayudar a los países en vías de desarrollo el año pasado, incluso antes de que el país hubiera producido en masa una vacuna de eficacia probada. Esta misma semana, dijo que donará 300.000 dosis de vacunas a Egipto. No obstante, algunas de las iniciativas chinas de diplomacia en materia de vacunas han tropezado con la llegada tardía de los suministros, la falta de información sobre la eficacia de sus vacunas y otros problemas. Funcionarios del gobierno chino han citado necesidades inesperadas en el país en medio de brotes aislados, una medida que podría atenuar cualquier reacción interna. Aunque las vacunas fabricadas en China se han extendido, India ha visto la oportunidad de reforzar su propia imagen.

El  Instituto del Suero de la India la mayor fábrica de vacunas del mundo, produce la vacuna AstraZeneca-Oxford a un ritmo diario de casi 2,5 millones de dosis. Ese ritmo ha permitido que el país empiece a repartir dosis de manera gratuita a sus vecinos. Con mucha fanfarria, han llegado aviones a Nepal, Bangladés, Birmania, Maldivas, Sri Lanka, Seychelles y Afganistán.“Estamos tomando medidas en oriente y lo hacemos de manera veloz”, dijo S. Jaishankar, ministro de Asuntos Exteriores de la India, al anunciar en twitter la llegada de 1,5 millones de dosis a Birmania.

El gobierno indio ha intentado ganar puntos publicitarios por las dosis enviadas a lugares como Brasil y Marruecos aunque esos países compraron las suyas. El Instituto del Suero también ha prometido 200 millones de dosis a un fondo comun de la OMS llamado COVAX que se destina a las naciones más pobres,  mientras que China prometió recientemente diez millones.

Por ahora, el gobierno indio tiene margen para hacer donaciones al extranjero, incluso después de meses en que los casos se dispararon y la economía se vio afectada, aunque solo haya vacunado a un pequeño porcentaje de sus 1300 millones de habitantes. Parte de lo que explica la ausencia de críticas es que el Instituto del Suero está produciendo a un ritmo más rápido que el que puede gestionar el programa de inoculación de India, lo cual deja extras para las donaciones y las exportaciones.

Algunos indios no se apresuran a vacunarse debido al escepticismo que despierta una vacuna de fabricación nacional llamada Covaxin. El gobierno indio aprobó su uso de emergencia sin revelar muchos datos sobre el fármaco, lo que ha hecho que algunas personas duden de su eficacia . Aunque la vacuna de AstraZeneca-Oxford ha generado menos escepticismo, quienes se vacunan no pueden elegir que vacuna reciben..

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente:nytimes.com

 

 


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