Soñaba con llegar a la NBA y sufrió un grave accidente hoy es médico y está en la Selección de Básquet Adaptado

Publicado por: Real Chubut - Agencia de Noticias 20/04/2021 Deportes



“Ibamos a un evento de mi colegio secundario cuando un ternero se nos cruzó y chocamos”, rememora Eric Schauvinhold  , quien sufrió la peor parte luego del vuelco del auto, lo llevaron primero al Hospital Masvernat de Concordia y luego al Hospital Británico, en Buenos Aires. Todos, en ese momento, sabían que la fractura de columna vertebral era un hecho, que no volvería a caminar, menos él. “En los intervalos de lucidez que tuve en la ambulancia sólo preguntaba cuándo podría volver a entrenar, pero nadie me decía nada. Ni ahí ni en Buenos Aires. Imaginate que yo vivía por y para el básquet, era lo más importante de mi vida, a mí me dolió más dejar de jugar que dejar de caminar”, recuerda hoy,

Ya pasaron casi 12 años del accidente, Eric es otro. Lo superó, de alguna forma, creció, maduró, se recibió de médicoes residente del Hospital Ramos Mejía-, en algunos tiempos libres se dedica al modelaje –estuvo en festivales en Milán y Roma- y volvió a jugar al básquet -como todo en su vida, en silla de ruedas-, hoy como parte de la preselección argentina que se prepara para el Sudamericano que puede llegar a disputarse en nuestro país, si la pandemia lo permite.

Yo terminé en el Fleni de Escobar para la recuperación y recuerdo que el centro tenía una cancha de básquet… Y al mes y medio, cuando ya pude levantarme con andador, fui hasta abajo del tablero y me quedé ahí, mirando hacia arriba, hacia el aro. Ahí me di cuenta que ya no volvería a volcarla… Y fue cuando me terminé de partir por dentro”, relata. Hoy admite que, ante aquel panorama, “fue inevitable enojarme, pensar por qué me tocó a mí, qué hice, cómo sigo…. De todo se me pasaba por la cabeza, me costó mucho porque al dolor físico tenés que sumarle lo emocional. Estaba muy vulnerable, lastimado, lo que más costó fue tener confianza en mí mismo porque hay que procesar muchas cosas para volver a sentirse bien. Es un cambio abismal, en todos los aspectos, y no es fácil de aceptar vvir en una silla es un gran duelo”, acepta, admitiendo que todavía hoy sueña con ser el de antes. “Tengo un sueño recurrente: me pongo las zapatillas, agarro la pelota, me paro y veo toda una cancha para mí. Me limpio la suela de las zapas con mi mano y hago el clásico ruido de la suela con el parquet… Incluso, cuando cierro los ojos, me veo haciendo ejercicios y practicando fundamentos y entradas a canasta, iniciando con derecha y terminando con izquierda”, impacta con su relato. “Haber empezado a estudiar medicina, un año y pico después del accidente, fue una locura. No sabía qué hacer con mi tiempo y me anoté, de repente, estaba en el baile, seguí el cardumen, me recibí y ahora estoy en mi cuarto año de residencia. Nunca paré, como para no darme cuenta”, dice con una media sonrisa.Lo que superó resulta impactante. “Tuve un gran apoyo de mi familia y amigos. Pero una cosa cuando estás en el Fleni, con todo preparado, y otra cuando salís a la calle, a una sociedad que no está preparada para vos. Desde lo edilicio hasta lo que se te ocurra, te encontrás rivales, como en la cancha, y tratás de superarlos de alguna forma es así. Igual, no todo es color de rosa, hay días que puteo mucho. Pero enfrento cada obstáculo y trato de superarlo, aprendo y sigo"

                                                                             Otra de las actividades en las que se destaca: el modelaje                

“Estaba en tercer año de medicina cuando fui a una fiesta del gimnasio de crossfit al que asistía. Ahí conocí al hijo del dueño de CILSA Santa Fe (NdeR: ONG que busca la inclusión de las personas, evitando la marginación y buscando la igualdad de oportunidades para todos), quien me sacó enseguida la ficha. ‘Vos jugabas al básquet, ¿no?,’ me dijo. Y enseguida me tiró. ‘Sé que me vas a decir que no, al principio, pero ¿no querés probar jugar en silla de ruedas’? Le dije que sí y así arranque”, recuerda.  Tan rápido le tomó la mano al Básquet Adaptado que, a los pocos partidos, Eric la rompió ante CILSA Santa Fe y el DT de ese equipo, también el de la Selección, lo citó. Nunca tuvo continuidad porque “el básquet ya no es mi prioridad, hoy en día mi profesión lo es”. “Me volví a enamorar del básquet. Y volví a sentir que volaba. Y también pude demostrarme que podía estar a la altura, no fue fácil volver a amar el básquet desde otro lugar, desde otra perspectiva, mirando el aro desde acá abajo. Pero lo logré”, se sincera. En la cancha, sigue sintiendo la misma pasión. “Te das cuenta cuando sentís el olor a rueda quemada en la cancha o salen chispas de las sillas en los roscazos que nos pegamos. O cuando vas rápido, se te termina la cancha y ponés lo que sea en las ruedas para frenar, incluso los antebrazos o los codos… Yo siempre fui al límite, terminé con piel quemada o tendinitis en las muñecas, como a los jugadores de parado se le caen las uñas de los pies. El Básquet Adaptado no deja de ser un deporte de alto rendimiento”, compara Schauvinhold.

                                                                    Su especialidad es Anatomía Patológica, el estudio de las enfermedades                                        

La Confederación Argentina y la Asociación de Clubes organizaron un entrenamiento-picado con las preselecciones (masculina y femenina) de silla de ruedas y jugadores convencionales de las Ligas Nacionales y los seleccionados argentinos. Eric participó y dejó un mensaje sobre lo importante que es algo así. “Estos encuentros son muy positivos. Porque nos permite visibilizar nuestra existencia, más que nada para que chicos que tienen problemas físicos de nacimiento o han tenido un accidente como yo, no se queden enojados o frustrados en sus casas. Que se acerquen al básquet, porque el deporte te mejora la vida. Que no tengan prejuicios con la silla, ni con nada. Que vengan a la cancha, que les va a cambiar los días y les permitirá sobrellevar de otra manera los problemas que ellos, como todos, tenemos”, fue su mensaje. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: infobae,com

 

 


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