Guerra Malvinas: las memorias de una enfermera del Hospital Regional

Publicado por: Real Chubut - Agencia de Noticias 02/04/2022 Local



Lidia Rebull  de Gammella fue enfermera del Hospital Regional de Comodoro Rivadavia y vivió en primera persona el conflicto de Malvinas, cuando el nosocomio se convirtió en un hospital de guerra. A la fecha, tiene 85 años y conserva muchos recuerdos de la guerra como las cartas que "los chicos", como ella los llama a los exsoladados, le escribieron en agradecimiento a sus cuidados.

 

Pasaron 40 años de la recuperación momentánea de las islas, pero nadie se olvida de lo vivido, aquellos días de apagones, heridos y un hospital en constante movimiento desde el 2 de abril de 1982 cuando recibió al primer herido en combate.

Lidia Rebull contó las vivencias que tuvo hace más de treinta años cuando se desató el conflicto por las Islas del Atlántico Sur. “Teníamos todo programado, sabíamos en qué turno iba a trabajar cada uno, todos sabíamos el horario que nos tocaba en el hospital. El primer estampido de la guerra fue el 2 de abril, a partir de ahí nos pusimos todos en alerta. A pesar de que no lo declararon así, el Regional fue un hospital de guerra, nosotros recibimos más de 600 chicos”, recordó la veterana enfermera al comienzo de la entrevista.

 

 

La protagonista de esta historia nació en 1937 en Tolosa, un popular barrio de La Plata, pero se crió en Valentín Alsina, ciudad bonaerense ubicada en el partido de Lanús. Estudió la carrera de enfermería en la Cruz Roja local y cree haberse recibido en 1966, no recuerda con exactitud. Antes de la guerra, ya se encontraba trabajando en el Hospital Regional. “Mi tarea era de atención primaria, todo lo que era detección de enfermedades y vacunación en los barrios y escuelas. Trabajábamos casa por casa, yo tenía un grupo que se llamaba ‘enfermería de terreno’, recorríamos cuadra por cuadra de los barrios, a veces el vehículo nos dejaba en un lugar puntual y nosotros caminábamos hasta llegar al lugar al que teníamos que ir”, rememoró Lidia.

No dábamos abasto, todo el hospital fue como una casa grande. Casos graves no tuvimos, ningún soldado se nos murió, pero sí tuvimos un caso especial de un chico que tuvo un accidente fuerte. Vino con un diagnóstico de traumatismo de cráneo, era como que había retrocedido, casi como un bebé. Me acuerdo que cuando lo acostábamos tenía posición fetal. Su papá lo vino a ver cuando fue el Día del Padre, pero no sé si lo conoció, a mi me daba no sé qué verlo así”, relató.

 

La experiencia de haber sido enfermera durante la guerra

La mujer de 85 años conserva muchos recuerdos de la guerra: un chaleco verde que le regalaron, un llavero del rompehielos ARA Almirante Irízar, la cámara con la que sacó algunas fotos en el hospital durante ese año, una placa identificatoria de un soldado de ese entonces y carta de "los chicos", como ella los llamaba a los exsoladados que por entonces eran jovencitos.

 

La relación que tenía con los hombres que volvían de las islas era una muy particular, algo que ella calificó como “cariño de mamá”. “Los chicos”, como ella los llama, le escribían mensajes en papeles que ella guardó durante todos estos años. En tono de broma, un día un soldado escribió: “se aceptan visitas para estos tres huérfanos llegados de las Malvinas. Por favor, sin ese aparato con gentamina. Firmado, los pacientes”. La mujer mira el papel con el mensaje y se ríe. Emocionada, cuenta cómo se siente 40 años después de la guerra: “yo le doy gracias a Dios por haberme elegido para esto. Lo que pasó fue muy triste, los chicos venían y además de las heridas que tenían necesitaban amor, a mí estas cosas me marcaron para toda la vida, ellos necesitaban cariño de mamá”.

 

 

Lidia Rebull de Gammella en la actualidad con 85 años.

 

Fotografías: archivo Área Programática Sur


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