Cada 1° de julio se conmemora en Argentina el Día del Historiador y la Historiadora, una fecha que reconoce la labor de quienes investigan, escriben y enseñan sobre el pasado, construyendo memoria colectiva y aportando herramientas para comprender el presente.
La efeméride fue establecida por la Ley 25.566, sancionada en 2002, en homenaje a la fecha en que la Primera Junta de Gobierno, en 1810, encargó a Mariano Moreno la redacción de una historia de la revolución que estaba en marcha. Aquel pedido dio lugar a una práctica que, con el tiempo, se consolidó en una disciplina clave para la identidad nacional.
El rol de historiadores e historiadoras es fundamental no solo en el ámbito académico, sino también en la educación, los museos, los archivos, los medios de comunicación y en la defensa de los derechos humanos. A través de su trabajo, contribuyen a preservar la memoria, a revisar versiones oficiales y a poner en valor las voces silenciadas por la historia tradicional.
En este día, distintas instituciones educativas y culturales del país realizan actividades para homenajear a quienes dedican su vida a estudiar y contar la historia, con una mirada crítica, reflexiva y comprometida.