A quince años del accidente que lo dejó en coma, Gustavo Cerati sigue siendo una figura inmortal del rock argentino. Su música, su poesía y su sensibilidad artística lo convirtieron en un emblema que trasciende generaciones. Aunque su voz se apagó hace tiempo, su legado sigue sonando con fuerza en cada rincón donde alguien pone un disco, canta una letra o se deja atravesar por una melodía.
De Buenos Aires al mundo: el nacimiento de un ícono
Gustavo Cerati nació el 11 de agosto de 1959, en una familia porteña de clase media. Desde chico mostró una curiosidad especial por la música. Influenciado por The Beatles, Pink Floyd y The Police, formó sus primeras bandas y, más tarde, estudió publicidad. En la Universidad del Salvador conoció a Zeta Bosio. Con él y Charly Alberti formaría Soda Stereo, banda que marcaría un antes y un después en la historia del rock latinoamericano.
Soda Stereo: una revolución sonora
Con una estética novedosa y un sonido que combinaba lo mejor del rock anglosajón con una lírica enigmática y sofisticada, Soda Stereo cambió las reglas del juego. Desde Signos hasta Sueño Stereo, cada disco fue una declaración de intenciones. Canciones como De música ligera, Persiana americana o Cuando pase el temblor se convirtieron en himnos. En 1997, la banda se despidió con una gira inolvidable y un recital en River donde Cerati dejó grabada una frase eterna: “Gracias… totales”.
Explorar sin repetir: el Cerati solista
Tras la separación de Soda, Gustavo se lanzó de lleno a su camino solista. No se quedó cómodo en lo conocido. Amor Amarillo, Bocanada, Siempre es hoy, Ahí vamos y Fuerza Natural fueron álbumes que mostraron su evolución constante, su búsqueda incesante de nuevas formas de expresión. Fusionó lo electrónico con lo sinfónico, la introspección con la potencia escénica. Su repertorio incluye joyas como Crimen, Adiós, Puente o Deja Vu, verdaderos clásicos contemporáneos.
El regreso de Soda y la emoción intacta
En 2007, Soda volvió a los escenarios con la gira Me verás volver. Fue más que un reencuentro: fue una celebración del lazo indeleble entre la banda y su público. Cerati, Bosio y Alberti repasaron su historia frente a multitudes en toda América Latina. Fue una despedida luminosa, un cierre con aplausos, lágrimas y canciones que ya forman parte del ADN cultural de la región.
15 de mayo de 2010: el día en que el tiempo se detuvo
Luego de un show en Caracas, Cerati sufrió un ACV que lo dejó en coma. Fue trasladado a Buenos Aires, donde permaneció en estado vegetativo durante más de cuatro años. La espera fue larga y dolorosa, sostenida por el cariño de su familia, amigos y fans. El 4 de septiembre de 2014, su muerte dejó al país sumido en una tristeza profunda. Pero también en una certeza: Cerati había dejado una obra eterna.
Más que un músico: un artista eterno
Gustavo Cerati no fue solo un referente del rock. Fue un creador sensible, audaz, elegante. Un hombre que entendió la música como arte total. Supo reinventarse, emocionar y dejar una marca indeleble en quienes lo escucharon. Su influencia atraviesa generaciones. Su legado no es solo su discografía: es la forma en que nos enseñó a sentir, a pensar, a crecer.
“Poder decir adiós es crecer”, escribió alguna vez. Pero con él no pudimos. Porque Gustavo sigue estando donde suenan sus canciones: en la radio, en los auriculares, en las noches eternas de una ciudad que aún lo llora… y lo canta.