La 34ª edición del Festival Nacional de la Papa, celebrado en Villa María, Córdoba, estuvo marcada por el inesperado descargo de la embajadora saliente, Amira Oggas, quien expuso las falencias y maltratos que sufrió durante su mandato.
En su discurso, Oggas, de 18 años, agradeció a su familia y a las soberanas participantes, pero no ocultó su desilusión:
“Me arrepiento de haberme involucrado en este mundo irreal. Desde mi experiencia, puedo afirmar que la Municipalidad no le da al festival la importancia que se merece”.
La joven denunció la falta de apoyo por parte de los organizadores, apuntando directamente al intendente Maximiliano Rivarola, al director de Turismo, Ignacio Castro, y al contador del municipio, quien habría bloqueado actividades y viajes planificados.
Durante su relato, también reveló incidentes específicos:
- Falta de recursos básicos en los eventos.
- Desinterés de las autoridades por su rol como embajadora.
- Promesas incumplidas y nula relevancia para su posición.
Uno de los momentos más tensos ocurrió cuando Diego Vrkljan, conductor del evento y secretario de Gabinete de Villa Dolores, intentó interrumpir el discurso: “No es el momento de hacer este reclamo”, señaló. Sin embargo, otra embajadora cedió nuevamente el micrófono a Oggas, quien continuó enumerando las irregularidades vividas: “En la elección nos apagaron las luces, no hubo reconocimiento y ni siquiera nos dieron flores. Fue una falta de respeto y empatía”.
Oggas concluyó su descargo visiblemente emocionada:
“Prometieron cosas que nunca cumplieron. Me robaron la ilusión y siento que nuestro rol quedó reducido a una imagen sin relevancia real. Para mí, este puesto significaba algo importante”.
La denuncia de Oggas deja expuesta la falta de organización y compromiso en un evento que busca celebrar a los productores de papa de la región, pero que, según sus palabras, necesita un replanteo urgente para estar a la altura de su relevancia local.