Pablo Moyano presentó su renuncia como co-secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), señalando su distanciamiento con las decisiones tomadas por la “mesa chica” de la central obrera. La decisión se produjo luego de que los principales dirigentes de la CGT no apoyaran su convocatoria a un paro general contra las políticas de ajuste del Gobierno de Javier Milei.
Moyano, líder del sindicato Camioneros, había anticipado días antes su intención de lanzar un nuevo paro en diciembre, junto con gremios de transporte, las dos centrales de trabajadores (CTA) y movimientos sociales. La medida se convocaba en rechazo de las políticas implementadas por la gestión de Milei. Sin embargo, al no encontrar respaldo dentro de la cúpula de la CGT, Moyano decidió dar un paso al costado.
En sus declaraciones, Moyano destacó la falta de apoyo del resto de los dirigentes, criticando la desmovilización de la CGT en marchas previas contra los vetos a reformas como la jubilatoria y el financiamiento universitario. Afirmó que la central estaba compuesta siempre por los mismos dirigentes, lo que era cuestionado por la gente.
Por su parte, la “mesa chica” de la CGT, que mantiene una postura más dialoguista con el Gobierno, ratificó su rechazo a la convocatoria de Moyano, destacando que no está en su agenda la realización de un paro general. La postura fue reafirmada tras una reunión encabezada por referentes clave como Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (Uocra) y Rodolfo Daer (Alimentación), quienes aseguraron que continuarán con su enfoque de diálogo y negociación con la Casa Rosada.