El Banco Central de la República Argentina (BCRA) oficializó este miércoles la reglamentación que permite pagar en dólares con tarjeta de débito y códigos QR, además de habilitar transacciones en pesos o dólares mediante DEBIN programado. La medida, publicada en el Boletín Oficial a través de la Comunicación “A” 8180/2025, había sido aprobada a mediados de enero y se enmarca dentro de la política de competencia de monedas impulsada por el Gobierno de Javier Milei.
¿Cómo funciona el DEBIN programado?
El DEBIN programado (Débito Inmediato) permitirá a los usuarios comprar bienes y servicios en cuotas fijas en dólares o pesos, con una única autorización previa. Esto significa que los consumidores podrán financiar sus compras en moneda extranjera sin necesidad de utilizar tarjetas de crédito tradicionales.
Según la normativa del BCRA, cada plan de pagos requerirá una adhesión individual, en la que el cliente ordenante debe iniciar el proceso y el cliente receptor aceptarlo. Una vez aprobada la operación, la adhesión entrará en vigencia de manera inmediata y no necesitará una cancelación formal tras el pago de la última cuota. Además, tanto el comprador como el vendedor podrán dar de baja el plan en cualquier momento.
Reversiones, contracargos y transparencia
El Banco Central también estableció que las reversiones y contracargos solo podrán aplicarse sobre la primera cuota de la compra, lo que brinda mayor seguridad tanto a consumidores como a comerciantes. Asimismo, los resúmenes de cuenta deberán identificar estos débitos con la etiqueta “DEBIN programado”, incluyendo información detallada sobre el nombre del ordenante, el monto de la operación y el número de cuota correspondiente.
Un paso más en la competencia de monedas
Esta nueva herramienta se suma a otras medidas adoptadas por el Gobierno para ampliar el uso de dólares en la economía y reducir la dependencia del peso. Con la implementación del DEBIN programado, las autoridades buscan agilizar las transacciones en dólares mediante débito, ofreciendo una alternativa a las tarjetas de crédito y a otros métodos de pago convencionales.
La medida también podría generar un impacto en el sector financiero, impulsando la bancarización y facilitando la competencia entre diferentes medios de pago en un contexto de desregulación monetaria.