El conflicto entre Aerolíneas Argentinas y el gremio de controladores aéreos ATEPSA volvió a escalar este viernes, cuando la empresa estatal denunció que se impidió la salida de nueve vuelos que estaban programados por fuera de los horarios de la medida de fuerza. Entre ellos, había dos internacionales y varios que ya tenían a sus pasajeros embarcados.
Según la compañía, esta situación afectó directamente a más de 800 personas y se sumó al impacto general del paro, que provocó cancelaciones y demoras en casi un centenar de servicios en todo el país, dejando a más de 12 mil pasajeros varados o con reprogramaciones.
En total, Aerolíneas reportó 44 vuelos cancelados y 59 demorados, con una afectación de más de 10.500 pasajeros de cabotaje y regionales. A estos se sumaron los usuarios de los vuelos internacionales que quedaron detenidos por decisión gremial.
Otras aerolíneas también informaron complicaciones. LATAM advirtió sobre posibles reprogramaciones de vuelos desde y hacia Argentina durante las próximas jornadas de paro; JetSMART habilitó cambios de fecha sin costo adicional hasta el 14 de septiembre; y Flybondi reconoció la cancelación de 10 vuelos y la reprogramación de más de 35, con 7.000 pasajeros alcanzados.
El plan de lucha de ATEPSA continuará con retenciones escalonadas: este domingo 24, el martes 26, jueves 28 y sábado 30 de agosto, siempre en franjas de tres horas. Solo quedarán exceptuadas las operaciones de emergencia, sanitarias, humanitarias, de Estado y de búsqueda y rescate.
Desde el Gobierno, la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA) y la ANAC acusaron al gremio de sostener una postura “partidaria e ideológica” y remarcaron que se ofreció una actualización salarial en línea con el resto del sector público. Aseguraron además que se fiscalizarán las torres de control y servicios técnicos para garantizar al menos el 45% de los vuelos programados durante las medidas de fuerza.
Mientras tanto, la incertidumbre se mantiene en los aeropuertos y los pasajeros esperan definiciones en medio de un conflicto que no muestra señales de resolución inmediata.