La Libertad Avanza fue la fuerza más votada en la Ciudad de Buenos Aires con el 30,13% de los votos. Detrás se ubicaron el peronismo, con el 27,35%, y el PRO, con el 15,9%. El nuevo mapa político rompió la hegemonía del PRO y posicionó al peronismo como la primera minoría en la Legislatura porteña, tras la renovación de la mitad de sus bancas.
En estas elecciones se pusieron en juego 30 de los 60 escaños de la Cámara. La Libertad Avanza sumó 11 legisladores, 5 más de los que arriesgaba. El peronismo logró 10 bancas, 2 más que las que tenía en juego. El PRO, que renovaba solo 2 bancas, consiguió 5, con lo que sumó 3 nuevas. El sector larretista mantuvo sus 3 escaños. El Frente de Izquierda, en tanto, perdió una banca y quedó con un solo representante, tras obtener el 3,15% de los votos.
En contrapartida, la Unión Cívica Radical sufrió una dura derrota: no logró renovar ninguna de las 3 bancas que ponía en juego y quedó fuera de la Legislatura. Lo mismo ocurrió con la Coalición Cívica, que perdió los 2 escaños que tenía, y con la UCEDE, que también se quedó sin representación.
El avance de La Libertad Avanza fue especialmente notorio en el norte de la Ciudad, donde desplazó al PRO como principal fuerza. En el sur, el peronismo logró retener su histórica base electoral, aunque no le alcanzó para imponerse a nivel general.
Con esta nueva configuración, el equilibrio de poder en la Legislatura porteña queda más repartido, sin mayorías absolutas, y con un escenario abierto para futuras negociaciones políticas.