El cine mundial perdió a uno de sus grandes referentes: Robert Redford murió este martes a los 89 años en su casa de Sundance, Utah. Según confirmó su representante, el actor y director falleció mientras dormía, acompañado de su familia.
Nacido en Santa Mónica en 1936, Redford construyó una carrera que lo convirtió en uno de los rostros más icónicos del cine norteamericano. Conquistó la pantalla en clásicos como Butch Cassidy and the Sundance Kid (Dos hombres y un destino), The Sting (El golpe), All the President’s Men (Todos los hombres del presidente) y Out of Africa (Memorias de África). Su talento no se limitó a la actuación: en 1980 ganó el Óscar como mejor director por Ordinary People (Gente corriente), que también se llevó la estatuilla a mejor película.
Además de su trabajo artístico, Redford fue un incansable impulsor del cine independiente. En 1981 creó el Instituto Sundance y más tarde el Festival de Sundance, que se consolidó como una de las plataformas más influyentes para cineastas emergentes. Esa visión lo posicionó como un referente cultural más allá de Hollywood.
Su compromiso también se reflejó en la militancia ambiental. Durante décadas fue un activo defensor de la naturaleza y de políticas de conservación, una faceta que lo acompañó hasta el final de su vida.
La noticia de su fallecimiento generó conmoción y mensajes de despedida de colegas, directores, actores y admiradores en todo el mundo. Redford deja un legado imborrable, no solo en el cine, sino también en la forma en que se concibe la producción independiente.
Estaba casado con la artista Sibylle Szaggars y era padre de cuatro hijos. Su partida marca el adiós a una de las últimas grandes leyendas vivas de la era dorada del cine.