Cada vez que el calendario marca un viernes 13, muchas personas en distintas partes del mundo sienten una mezcla de curiosidad y temor. Para algunos, es un día común; para otros, una jornada cargada de mala suerte. Pero, ¿de dónde viene esta superstición?
El viernes 13 combina dos elementos asociados tradicionalmente a la mala fortuna: el número 13 y el viernes. El 13 es considerado un número “maldito” desde la antigüedad, especialmente en la cultura occidental, por estar ligado a traiciones y desequilibrios. De hecho, en la Última Cena de Jesús había 13 comensales, siendo Judas —el traidor— el número 13 en la mesa.
Por otro lado, el viernes también tiene su propia mala fama. En algunas tradiciones cristianas, se cree que Jesús fue crucificado un viernes, lo que refuerza la asociación negativa del día.
La unión de ambos elementos —viernes y 13— terminó de consolidar su fama de día “maldito”, sobre todo a partir del siglo XX, con la difusión de películas, libros y leyendas urbanas que alimentaron el mito.
Aunque para muchos se trata solo de una creencia popular sin fundamento, todavía hay quienes evitan realizar ciertos planes o tomar decisiones importantes en un viernes 13, por si acaso.